domingo, 25 de septiembre de 2011

MI SECUESTRO

Desde ese día, cada vez que conoce a alguien hace la llamada de rigor:

“Mamá, viene un chico a conocerme, no a secuestrarme. Cenaremos en un sitio bonito y quizás hagamos el amor: cosa muy normal entre personas de mi edad: solteras, libres y totalmente adultas. No pienses que me ha encerrado en una nave para violarme, asesinarme y después enterrar mi cuerpo en un descampado, mamá. Si me llamas por teléfono y hablo entrecortada, puede ser por la cobertura del móvil o simplemente que me has llamado mientras le daba un dulce y tierno beso de amor, mamá. No pienses que me tiene atada y amordazada, mientras me hace miles de cosas malvadas.

Mamá, esa mañana hablé con una amiga, para que me acompañara a unos grandes almacenes y comprar ropa para él. A ella no le gusta nada comprar ropa, pero yo le encanto: no es que le gusten las mujeres, es que simplemente le encanta toda esa divinidad que ella no tiene. Es capaz de admirar a todo el que tiene algo especial. Toda la mañana con una camisa: “esa talla no me gusta nena- me dijo- parece un camisón de tu madre. Esa si, nena, con esa serás muy tú. Nena, ese nene se derrite cuando te vea, y si no ¡a otra cosa mariposa!. Tú y solo tú, debes elegir los hombres que se te acerquen, que te tiren de la camisa desde abajo nena, que tú eres especial”.

Mamá, dice esta mujer que reconoce a primera vista la gente que merece la pena, que no necesita ver su culo en fotografías, que con una simple mirada y un comentario lento y glamuroso, derribo torres más altas que ella con sus puñetazos.

Somos la noche y el día, pero somos muy, muy parecidas. También dice que le encantaría que yo la vistiera y maquillara algún día. A mi manera, como ella quiera… me encantaría.

¡Mamá por Dios, no llames a mi hermano, cargada de miedo! se que me quieres mamá, pero me hizo tras tu llamada, otras siete. No sabía mi pobre hermano, si llamar a los GEOS, o simplemente pegarse un tiro de pensar que su hermana estaba en cualquier parte de la ciudad, secuestrada por un malnacido.

Mamá, tampoco podía hablar, porque la verdad… que en una tarde te llamen ocho veces toda tu familia, puede hacer sospechar al pretendiente, que estás incluida en una familia de locos, que mi madre puede ser una esquizofrénica que lo mantendrá secuestrado en su casa de por vida.

Mamá, solo te faltó llamar a la policía ¡que poca preocupación tienes por mi!, cualquier día me pasa algo o muero en una caída en el baño y no me encuentran hasta los tres días.

Mamá, te quiero. Mamá, se que me quieres. Hermano… se que te dejaste llevar por la imaginación de mamá.

A la familia, a la policía, a todos los que me ayudasteis ese día, en esos momentos tan difíciles… Por favor: ¡QUE NO VUELVA A OCURRIR!

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