Los pobres profesionales se han aprendido una palabra que da
mucha pena:
Desahucio.
No saben que lleva h intercalada, y si lo saben, no saben
donde ponerla, pero saben que da mucha pena.
Yo como tengo el Google que todo lo sabe, ya sé donde va la
h desde ahora mismo seguro que mañana tengo que pensarlo otra vez. Además sé,
que sé de saber se escribe con acento en la e, gracias a mi amigo Juan
Calentura, que no se podía creer que él me lo estaba enseñando por primera vez
el otro día.
Poco a poco voy sabiendo muchas cosas y como se escriben
correctamente, como sé que esta palabra es usada por muchos a los que se les
deberían dar con un picante en la boca.
Acaba de pedirme un euro una vecina, utilizando esa misma
palabra, tan culta y tan de moda. No le he contestado por no ser soez, pero en
mi celebro solo resonaba a grito pelao:
Te voy a dar una polla como una olla.
A tomar por culo la caridad cristiana, tenemos que luchar
por lo que es nuestro y no conformarnos con las putas migajas.
Yo, que a mi corta edad he vivido de prestado en una
vaquería, sin luz, ni agua, ni wáter, y no solo he sobrevivido sino que sé que
se puede ser muy feliz y libre, tengo el derecho para decirles a todos los
pobres listos y sus defensores de foto en el periódico que … grrr, mmmm aaahhh!!!
, no deberían hacer eso.
Mi madre, encalaba con cal viva aquellas paredes y las garrapatas de las vacas reventaban las
costras de la pared, pero nunca jamás me enteré hasta ser muy grande.
Yo la he escuchado decir que antes de pedir, robar.
Recuerdo que un día el cura de mi barrio le dijo:
-
Rafaela,
tú también lo necesitas, ¿Quién te va a ver si coges un kilo de arroz?
Ella, señalándome a mí, siendo muy chica, dijo:
-
Esta me ve.
Yo tengo familiares que podrían cobrar ayudas porque la
necesitan y que como Barrancos que son dicen:
-
¡Que se la metan en la polla, yo quiero trabajo,
no limosnas!
Algunos de mi sangre que viven sin agua en su casa, por
cabezones, por Barrancos y porque han mamado esa locura y esa soberbia.
Estamos en el deber moral de denunciar los falsos
desahucios, los falsos pobres, los abusos de los que no lo necesitan, tanto
como en el deber de ayudar a los que están pasando una de las peores rachas de
su vida, y que por orgullo, se esconden en sus casas.
LVM
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