miércoles, 15 de junio de 2011

ASÍNNN DUERME LA LENGUA

Algunos ya sabéis que son pocas las horas que duermo, pero además cuando lo hago acontecen mil movimientos. Es por eso que solo peso sesenta y séis kilos y bajando, que no ando mal de altura, que me voy a quedar más plana que una tabla, y ya sabéis que yo no me opero.

(ver NO QUEREMOS UNA 110)
http://lenguavivamata.blogspot.com.es/2011/04/no-queremos-una-110.html

Podría escribir cosas que me contaron y que no recuerdo haber hecho. Que esté dormida no quiere decir que la Lengua esté callaica.

¡Eso jamás!

Una vez  llevando dos horas profundamente dormida, de repente, la Lengua  se pone en posición alcayata, ojos emplataos, el iris rodeado "munncho"  blanco y el dedo índice en la boca en señal de silencio. 

Varios adolescentes que de madrugaba cuchicheaban secretos, gritaron aterrorizados como en un solo alarido.

- Sssshhh, la vaca ¿habéis visto la vaca?

En otro campamento había ocurrido que al salir de la tienda nos rodeaban vacas, con cuernos como toros, echando mojones más gordos que los ángeles que pintaba mi amigo Miguel Ángel, eso yo lo guardo y sale cuando menos te lo esperas.

Ese mismo verano mientras dormíamos todos al raso me dio ganas de mear. Como un rayo me quite el saco, se baje las bragas y a dos pasos me quedé tan a gusto. Las chicas tapaban los ojos a los niños en solidaridad femenina. Algunos decían: 

- ¡Está despierta, es que es así de basta!

De pequeña, mi madre me cogió por la camiseta una vez, porque me tiraba por la ventana: 

- ¿Dónde vas?
- A mear - siempre igual.

Y así, en la silla de la cocina de aquellas de formica a chorro, con el caño aplastado, como si fuera un pajarito de esos  de regar el césped.

Otra vez me desperté escuchando la voz de una madre desesperada.

- ¡Qué no la encuentro, por Dios! ¡ Qué no la encuentro” sollozaba mientras todos en casa me buscaban, algunos salieron hasta a la calle.

- ¿Qué pasa? - dije.

Al menos ocho ojos cabreaos entraron en el baño.

- ¿Qué haces?
- Durmiendo.
- ¿En la bañera?

Entonces fue cuando me vi.  ¿Cómo había llegado hasta allí? Yo estaba muy agustito, porque eso si, aunque poco, soy capaz de dormirme en lo alto de un pincho.

Podría contar como jugaba con mis cromos, en mi cama, como si fuera una niña poseída, llamadas de teléfono en mitad de la noche, con aquel camisón blanco que me hacía mi madre con sábanas de algodón viejas. ¿Te imaginas?  que miedo xD. Marcando en un teléfono de aquellos de rueda, lentos, con aquel sonido tan relajante. 

Me encantaba sonido de aquella rueda del teléfono, aún tengo uno, era y es muy relajante. Aquí detrás lo tengo, sigo dándole de vez en cuando a la rueda, cuando tengo que pensar, ¡es fantástico!

Me despertaba con el tintineo de llaves cuando intentaba salir a la calle, o aquella vez que mi hermano me pidió un cigarro: 

- Las llaves las tiene la policía - le dije con los ojos blancos y posición de alcayata. 

Lo peor de todo es que todas estas cosas se heredan, y le a tocado al mayor de mis hijos, mi costillita de catorce años. 

Nadie quiere dormir a su lado en los campamentos, ni yo, ¿te imaginas a las dos en una cama? A ver quien se pega más fuerte.Tiene dos paletas partidas de una noche que se bajó las escaleras, tropezó y se pegó con el escalón de la terraza. 

Juega a las estampas como lo hacía yo, te lo encuentras gritando al filo de la cama, señalando al suelo “PIQUILLO, PIQUILLO, NO, NO, NO, NO ... MIA, MIA, ES MIAAA”

Mi padre también hablaba solo, y seguramente su padre y así hasta el principio de la humanidad Barranca. Ahora me toca a mí hacer las guardias que en su día tenía hacía mi pobre madre conmigo.

Asínn es la Lengua y asínn duerme.


Nunca jamás despierto, solo recuerdo sensaciones, la meada calentita en la cocina, despertar en el sofá con la voz dulce de mi madre que me devuelve a la cama... Decía que no era bueno despertarnos a la gente que nos pasa esto... pero al día siguiente, ni hoja, me lo cuentas y reviento de la risa. 

Otra cosa es que el que está al lado no se ría tanto, cuando le abres un ojo con dos dedos, y le preguntas si está durmiendo, o  le pegas una patada al nórdico de pronto si te da calor, o le preguntas cosas para que te conteste; lo peor del mundo es que nos juntemos dos iguales, imagina la noche hablando y mandándonos callar con besos, todo eso durmiendo y despiertos, ¡los pobres vecinos!

En el futuro, ¿camas separadas? ¿acostumbrarse? ¿Resignarse? 

No creo que pueda controlar mi lengua y mi cuerpo nunca. Buscaré un igual por compañero. Que no duerma, que me ame, que se alegre cuando le abra un ojo y me bese despacio sin dejar que me despierte, y me folle hasta dejarme tranquila, y que por la mañana, me lo cuente.   


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