domingo, 12 de junio de 2011

NOTARIA PROLETARIA Y JUEZ DE PAZ

Con mis faltas de ortografía y tachaduras, levantando actas a mano, soy Notaria Proletaria y Juez de Paz en los conflictos de mis vecinos.

¡Menudo sobresueldo!

Ayer me pidieron de nuevo que levantara acta de otra pelea.

- Es que mira, me pone la mierda del perro en la puerta de mi casa  - dice la vecina.

- ¿Y tú qué haces? – le pregunto.

- Con un papel, se la llevo a su puerta. Pero el otro día me pilló, abrió y me empujó, me dijo: pu... y lo que sigue. ¡Ea! en comisaría terminamos.

No hay nada como ser Notaria Proletaria y Juez de Paz, también abogada defensora de menores. Solo les faltaba salir de su entorno para llevarlos a un colegio, a aprender a ser un buen ciudadano. Me llena ver como confían en mi palabra y consejo, porque siempre intentaré mediar en sus conflictos.

- Vecina, vente y me levantas acta, que le he dicho a la comunidad que hasta que tú no vengas no me fío.

- ¡Pide cita coño!, que soy Notaria. ¡ Qué no puede ser melón y tajá en mano !

La última vez pasaron horas para escribir un párrafo. Eso que yo impongo ¿eh?, que sobre los gritos y las palabrotas, reproches subiditos de tono y casi violencia física, están mis palabras, lentas y educadas, porque aquí me pongo educada en mi papel de Notaria, no como soy de verdad: 

- Tranquilos, hablemos, venga, que si, que llevas razón. Tú también.

Sobre mis faltas, solo he de decir, que mejoro día a día, todo lo que me permite mi maltrecha memoria y una educación en un cole de integración en pleno barrio obrero. Si es que no se pueden sacar de aquí escritores ni poetas. Mi barrio es la cuna del sector primario, el que produce de verdad. 


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