martes, 3 de mayo de 2011

¿NO TE ACUERDAS DE MI?, ME QUERÍAS, ME ABRAZABAS


Yo no tengo esta enfermedad, solo tengo muchos recuerdos en la cabeza. A veces, me ocurre esto, y me dicen ¿ no te acuerdas de mi ? disimulo, le pregunto por los niños, la familia, e intento recordar durante la conversación.

Se olvidó de todo, hasta de fumar.

Se que me quería, que me veía guapa con mis patillas rapadas y mi ropa negra. Se que sus últimos mensajes con los ojos, fueron para mi. Cuando a nadie conocía ya, me asomé a su cama y al igual que le pasaba con mi hija, su cara se iluminó por última vez.

Siempre en la mesa, haciéndonos muescas , gestos de complicidad. Y ahora me mira con los ojos vacíos, no recuerda nuestros juegos en la mesa.

Es tan triste, pensar que a todos nos puede ocurrir, es difícil pensar que te ocurra a ti y no te acuerdes de mi. Con lo que me quieres. Porque no solo se olvidan los datos, se olvida el amor. Cuantas madres que adoran a sus hijos, con esta enfermedad los miran como extraños.

Hay recuerdos en otros, que me cuentan y yo no recuerdo. Algunos porque los hago durmiendo, otros porque se borraron totalmente de mi memoria.

No me preguntes por nombres, solo recuerdo caras. No me preguntes por libros, citas de famosos, ni por cosas que debía haber dejado atadas. La mitad se me olvidan, la otra mitad son muchas, demasiadas, las voy atando. Quizás por eso se me olvidan, debía aflojar el ritmo, mi cabeza terminará agotándose. Si eso ocurre, no me habléis como si no os conociera, seguirme el rollo y seguir hablándome como si yo entendiera.

Seguir haciéndome muescas graciosas en la mesa, aunque ya no me ría. Aunque no recuerde ni tan siquiera sonreír, cuando ahora lo hago, hasta durmiendo. Cuando seguro que el día de mi muerte, una gran sonrisa recorrerá mis labios.

A golpe de muchos recuerdos, al final me olvido. ¡ Se me olvidó ! Lo siento.

Olvidé tus abrazos, ayúdame a recordarlos... 

Hay un anuncio previo, espera, merece la pena.

Venía a casa, venía buscando su casa, donde vivió de pequeño. Preguntaba por su madre, llamaba una y otra vez a mi portero. No nos quedaba más remedio que llamar a la policía. Acompañarle hasta que venían por él. Y hablarle de las gentes que moraban esta calle. Alguien lo reconoció un día y me dijo. Él vivía en esta casa, es cierto lo que cuenta. Está totalmente orientado. Ya no vienes a visitarnos. Siempre estarás en nuestro corazón y esta será siempre tu casa. Un fuerte abrazo, donde quiera que estés.


1 comentario: