Caminando... caminando llegué al final. Jóvenes durmiendo la mona en las tumbonas al sol. No tienen cabeza. ¿no saben que su piel recuerda y les pasará factura?
No puede ser... ¡es él!.
¿Que haces aquí? Pero no está solo. Me reconocerán, todos duermen, quizás no despierten. Busco mis gafas de sol de 3€ en el bolso. Hecho mi pelo hacia la cara y me dirijo hacia él, no puedo dejarlo así y que se queme. Llevo protección de 50.
Me acerco con sigilo, movimientos inmóviles, lentos, de acecho, como un juego nocturno, pero sin el como. Es de noche y duermen. La luna alumbra, mañana será un largo día y el sol te comerá. No puedo consentir que el sol te haga daño.
Estoy aquí, ¡como duerme tan profundo! cansancio y alcohol, sol y juerga.
Pongo crema en mis palmas y comienza la refriega. Que caliente está ¡que gustazo!. El no notará el fresquito y permanecerá quieto.
Su cara roja, preciosa boca, su boca. Su boca bocabajo, aprieta el labio contra la hamaca, babea. Se nota un charco. Sobre la tumbona deja un hueco, por el que respira con dificultad. Siempre la voz tomá, no suelta uno y coge otro, siempre tosiendo.
Mientras comienzo por los hombros recuerdo, mi primer abrazo en la cruz. Brazos en cruz, estiro la crema del hombro al brazo y a la muñeca.
Recuerdo sin imágenes, recuerdos de tactos, de cuerpos, de miedos, de besos. Recuerdo ese primer beso. Era la prueba definitiva, si no me estremecían sus besos, no volvería a quedar. Y me quedé su aliento y sin fuerza. Mi cara y mis piernas con el sexo relajado y húmedo; el mío, el suyo todo lo contrario.
Solo con un abrazo acogedor, tranquilizador, apretón de oso bueno que ronea por su premio, un beso. Recuerdo el miedo que tenía, recuerdo un ángel acojonao, el “demoño” venía por él, se invertirían los papeles, tú el acojonao, tú el ángel bueno, yo ... de MOÑA, te espero.
¡Como está de quemado! y si no vengo, acaba en urgencias con una insolación del 15. Solo toco sus hombros de momento, con mi blanco nuclear en las manos. Más crema en mis manos, las froto, las esturreo, y a por él. Sigo dibujando palomas blancas sobre el lienzo rojo de su piel. Le doy la espalda a su nuca, y bajan dirigentes por su espalda mis manos. Músculos grandes pero definidos y duros. Si te ven gordito los demás es su problema. Yo te veo a ti, al cuerpo de mi deseo. La estética definitiva en los diccionarios de belleza actual… para los simples, a mi me encanta tu piel de terciopelo negro, tu pelo suave sobre tu piel. No es condescendencia, no… es deseo, deseo bajar más, a la zona protegida por el bañador. Y mis deseos son órdenes para mí, ya lo sabes, siempre hago lo que me da la gana, tú te vas acostumbrando, yo te voy conociendo, y me pone mucho tus enfurruñamientos.
Bajo más, que frío, encima te acostaste con el bañador mojado, para pillar un buen resfriado. Contraste de fuego solano y frío en tu ano. En tus testículos, en tus nalgas. ¡Ay! te saldrán algas.
Paso por tus cachetes. La línea de tus piernas también definida, el interior de tus nalgas muy unidas.
SEPARO.
¡Relaja nene, relaja, que hasta durmiendo estás tensionao! ¿juegas a baloncesto en sueños? La crema aquí, para nada a de servir, despierta un amigo chsssss... guarda mi secreto, ¡a dormir!. Envidioso… no hay para ti, queda poca crema, y no hay para ti.
En otra hamaca otro amigo mira ¿es él? No, que va, es este… “chsss a dormir que se despierta mi niño chico”. “Ero baby”, susurro a tu oído.
Cuanta arena entre tus miembros, cuanta en la frontera… allí no, es listo se protege de la arena. Mucha masa muscular pero estos dedos son muy finos, listos, llegarán a todos sitios. Tu sexo, despierta, ¿también se quemó? No, solo la luna de San Juan lo vio. La luna no quema, alumbra.
Refriego y entre sueños, se da la vuelta, ¡no es listo el nene, ni na!.
Más crema en tu pecho, en tu vientre y en tus costillas, en todo y al llegar a tu cara cual mimo, te pinto con mimos.
Te pinto la cara con protección de 50 y al llegar a tus labios un deseo, que me bese y no despierte, que piense que todo fue un sueño, que su ángel o su demoña vino a rescatar sus besos.
Y te beso… sin ser correspondida… sigues durmiendo, te muerdo los labios, te meto mi lengua, me bebo tus babas, me excito, me cabreo y no despierta. No hay forma, nadie responde ¿o si?
Y se aleja el ángel de nuevo, a recorrer el camino de vuelta, este ángel no vuela, pone los pies en la tierra.
Y cuando él despierta, ojos de amigos envidiosos con mucho blanco alrededor del iris, le dicen. “ Nene, ¡anda queee,! ya no nos la presentes, ya la conocemos… ¡Anda queee!”.
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