jueves, 21 de julio de 2011

MI PRIMERA Y MI ÚLTIMA BORRACHERA

Solo una vez me emborraché en mi vida. Con once para doce años, el mismo día de mi doceavo cumpleaños. Con calimocho y en las ferias de mi barrio.

Recuerdo mis pulgares en los bolsillos de mi vaquero. Las manos colgando de ellos. Ya tenía tetas y bastante altura. Recuerdo como se reían de mí. Recuerdo que no me gustaba. Recuerdo que mandaron llamar a mi padre que por la feria andaba.

Que pequeño es mi padre, pero nene, como me gritaba, mirando hacia arriba, con la cara desencajada y yo, valiente que era ya, le sonreía y me regocijaba. La única que no se reía, mi madre que lloraba y se lo echaba en cara.

“MIRA TU NIÑA, MIRA QUE BUENA, MIRAAAA, QUE ORGULLOSA DE ELLA”.

De un brazo mi padre, del otro mi madre y a casa. Todo el barrio se reía y la vergüenza
para ellos fue grande, porque no era un ejemplo en ese momento para nadie.

A las dos de la mañana más o menos nací, y lo se porque mientras vomitaba a los pies de mi cama, mi madre lloraba y me decía: “Ahora mismo estábamos las dos conociéndonos, ahora mismo nacías y mira ahora… ¡como te tengo que ver!”.

Desde entonces, acostumbro a decir a mis hijos eso mismo. Desde el principio del día, voy dando la vara: “Ahora me iba al trabajo, ahora rompí aguas, ahora nos fuimos juntos al hospital”. Y si estaban durmiendo los despertaba.

“¿Estás durmiendo? Ahora… ahora estabas naciendo”.

Desde ese día me di cuenta que no me gusta que nadie se ría de mi. Si, conmigo. Por eso, jamás he vuelto a perder el control. Ni con el alcohol, ni mucho menos con drogas, no puedo tomarlas… me pongo loca.

Soy así, al natural y conmigo te reirás, pero nunca conseguirás hacerlo de mi. Porque si
en alguna ocasión, me paso un poco de tragos, me pongo muy seria pensando que puedes reírte de mi. Entonces todos dicen:

“Ya está la Lengua borracha… está seria, ya no habla”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario