Esta noche os contaré un cuento, el cuento de la PUTA MADRE. Tengo cintas y cintas de casette con cuentos que les gravaba a mis hijos, hace once o doce años. En vivo y en directo, con sus preguntas e interrupciones, que daban pie a más cuento, improvisado cuento, a diario, que explicaba dudas como ¿qué es un francés? o ¿por qué ese niño me pega mamá?
Cuentos de navidad donde un gitano intentaba cazar un palomo, que para evitar su muerte segura, comenzó a hablar y le contó a aquel gitanillo que iba a nacer el niño Manuel, o sea, la Inmaculada Concepción anunciando el nacimiento del niño Jesús.
Tengo cuentos de Semana Santa, donde un amigo de ese niño Jesús, que ya había crecido, estando un día de cena, como no tenían cámara, menos digital, guardó la imagen en su retina, como si fuera una cámara oscura, y comenzó a tallar figuritas.
Si vieras a mis niños cuando vieron el paso de la Santa Cena como gritaban:
“¡¡Miraaa!! Mamá!! La foto de Jesús con sus amigos de comilona!!”
Todos nos miraban escandalizados y los niños y niñas extrañados. Para ellos era un rollazo ver procesiones, solo santos y tambores, un aburrimiento.
Todavía mis hijos, se escapan al Pilar a ver pasar la Magdalena, con una paciencia infinita, porque es una foto muy chula, que quieres que te diga, la mejor del mundo.
Tengo muchos en muchas cintas, utilizaba un truco, truco de madre trabajadora que debía cocinar y poner lavadoras. Cuando estaba cansada, trabajaba mañana y tarde, tendía de madrugada. Empezaba a contar en directo y les daba al play. La poca luz hacía el resto. De vez en cuando me pillaban ¡¡ Mamáaaa!! Ya has puesto la cintaaaaa”.
Pero cuando quería quitarla, decían “ déjala anda, déjala hoy “ como se escuchaban a ellos mismos pero de pequeños, porque fueron creciendo con los cuentos, por un día, me daban la venia.
Cintas mías y de Gloria. Recuerdo el mejor regalo del día de la madre que se pueda tener jamás. Yo siempre les digo, que en los regalos hay que pensar, no gastar. Y viene mi hija con un libro de “la Gloria”, y comienza a recitar una poesía. La recuerdo aún: La gallina en el gallinero, dice a su amiga, te quiero… bueno, te quiero hermana, que lo dice la Gloria.
Pues bien, lo curioso es que mi hija no sabía leer. Estaba en la guarde. Comencé a abrir hojas y hojas, y conocía todas las poesías, las recitaba en el tono exacto, perfectamente.
Me quedé muerta. ¿Cual era el misterio? con el libro, venía una cinta de los cuentos y se los ponía algunas noches. Al principio decían… “la bruja no, la bruja noooo” pero poco a poco, les expliqué que no era una bruja mala, que era una viejecita buena, una pensadora y poeta.
El misterio resuelto, identificaba la poesía por los dibujos, y la recitaba exacta y de memoria en el tono y con la voz de Gloria. Un milagro, si no investigas, divina, divina.
Todos los cuentos con objetivo. Todos resolviendo dudas, regañando… educando. O intentando. ¿qué es un Francés?¿porqué me pega ese niño?¿cómo nací yo? Y tú, y la abuela, y antes que la abuela, y antes de antes .. el big bang. También tengo un cuento.
La verdad, es que tengo un libro de cuentos, si. Ahora que lo pienso. Además el libro gordo de la lengua, jajjaja, hoy me enteré que ahora es sinónimo de loca, chalá, friki…
Anda que te has levantao lenguaca perdía, jajaja, ¿Qué quien es la Lengua ? ¿la tengo un poco olvidada? Pero sigue ahí, viva. Esperando volver. Esperarme que ahora vengooo. Seré para ellos como un dicho antiguo, “tienes más tonterías que el escaparate de Fournieles”…ellos dirán, “ estás más loco que la Lengua “.
Todos mis cuentos transmiten valores, pero no ideas fijas. Nunca sabrán lo que pienso de muchas cosas, no quiero marcar doctrina de fe. Quiero que piensen y discrepen, pero con unos valores previos, que pueden ser admitidos en todas las ideologías políticas y religiosas. Pero lo cultural, las raíces de nuestra tierra, la semana santa… todo eso es de todos. Católicos o del curto, Jesús o Manuel.
Los reyes magos, tres peregrinos en el camino de santiago, que buscaban Finisterre… o una estrella… o no se. Discutían, se querían y caminaban sin siervos ni capa, sin traje ni espada. Pobres y tontos, andaban, por llegar a un sitio, que iluminaba algo o alguien.
Ya les conté que los verdaderos, murieron, pero que los ayudantes abundan. Que no se pasen mucho, que si dejan de creer en ellos, comienza a caerles ropa, y les toca hacer de ayudantes, regalar y que te regalen.
Bueno… a todo esto. ¿de que iba mi cuento? aaahh, el cuento de la PUTA MADRE. Va.
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