En la cama... Susto... Gente rara... Escaleras que chirrían...
Les escucho hablar en gallego, tienen la voz ronca como de años duros y sueño a la interperie; se mueven en la oscuridad, buscando algo, alguien.
Se agudizan mis sentidos y en la oscuridad veo una forma delgada, casi esquelética, con una gran barba que le tapaba hasta el cuello. La sombra se movía encorvada con las manos rozando el suelo...
Sabía que estaba sugestionado, por una historia que leí el un blog de una amiga, con más mala leche que un gambusino. Era mi primera noche, en Galicia. Y ya empezaban los miedos. Seguro pasan mil cosas, que nos hace volvernos.
¿PORQUÉ TODOS LOS ALBERGUES LLENOS Y ESTE TAN VACÍO?
¿ PORQUÉ NOS ACOMPAÑARON EN COCHE?
¿ PORQUÉ TANTO SILENCIO?
Escucho arrastrar un saco con objetos metálicos, eso no es una imaginación, es real. Ese sonido como muchos otros esta noche, eran reales. Otra cosa es lo que yo imaginara que producía el sonido. Una pisada en la escalera de otro alberguista y mi imaginación hacía el resto. Tengo que parar, hay que dormir para caminar mañana.
Si ya paro, ya estoy dormido ¿no? ¿Qué es ese ruido de nuevo? Nunca fui un valiente, me dan miedo muchas cosas, los pájaros, el agua muy fría, las mujeres bonitas y muchas cosas más que descubrirás con el tiempo, pero, esa noche me armé de valor, respiré profundo y decidí superarlo.
Siempre me dijeron, que si tienes un miedo y lo enfrentas, te das cuenta de que no hay nada sobrenatural ni malvado detrás y vas desmitificando y superando miedos. Y así pensé. Salté de mi cama, abrí la puerta de mi habitación y eché un vistazo al pasillo.
Solo la nariz y mucho era. Que acojone, yo no soy valiente. Me metí corriendo en la cama, y cerré los oídos. ¡otra vez ese ruido!
Salgo al pasillo, camino despacio, me acerco al final, al baño. Al fondo una pared blanca, a la izquierda la puerta del baño, y a la derecha, el resto del pasillo en ele. Casi alcanzo la puerta cuando a dos centímetros de mi, la sobra se hace carne.
Inevitable un grito desgarrador aflora de mi garganta. Ni se inmuta. Es como si estuviera pintado en la pared. ¿ qué es eso ? ¿quién es? Ataviado con una especie de bata oscura vacía de carne, y con los ojos muy abiertos, fijos en mi.
Paralizado por el miedo, no fui capaz de huir, menos aún de darle la espalda a ese ser. Sus brazos, colgaban inmóviles, sus hombros relajados. Su cara … llena de surcos, de cicatrices. Su nariz, grande y picuda. Sus pómulos resaltaban y hacían sus ojos mas grandes. Faltaba tanta carne, que parecía un cadáver. Pero allí estaba frente a mi. Alargué la mano, muy lento, despacio. Acercándome a su rostro, sin recibir ningún movimiento tras mi estimulación. Casi alcanzo a tocarle, cuando, en seco, como con la destreza de un militar, me aprietan fuertemente la muñeca. No es él, sigue inmóvil.
Miro a hacia mi derecha, … es uno de mis amigos, que sale del baño. No es imaginación mía, el también tiene miedo. Su cara pálida lo dice todo.
No lo toques, volvamos al cuarto, venga.
Me coge de los hombros, yo no puedo moverme, no me daré la vuelta. Pero él, me dirige, y volvemos a toda velocidad. La sombra camina sin paso, es un movimiento raro, no parece que caminara, se desplaza sin moverse. Lento, sin prisa. No alcanzamos a abrir la puerta, está cerrada, la golpeamos, gritamos… viene hacia nosotros, su boca, … su boca, has visto su bocaaaa…. Dios abreeee..
Que pasa. Empujamos de golpe y atrancamos con muebles y maletas. Todo lo que hay a nuestro alcance. Golpes en la puerta, muy rápidos, no pareciera que solo hay un ser, son muchos, parecen muchos golpes y varios tonos de voz, mezclados con jadeos y aspiraciones infernales.
Nos asomamos a la ventana, intentando buscar ayuda… dios, que es eso? Suben sacos llenos de objetos, parece que roban en la casa. Se llevan todo tipo de cosas en un coche grande y en una furgoneta… gritamos, como pedir ayuda a alguien que está robando?
Tras la puerta, cesan los golpes de pronto. Silencio. Se escuchan voces y órdenes, siguen robando abajo. Una voz, de mujer organiza al grupo. Terror, que hacer. Volvemos a la ventana, ya no hay nadie. A lo lejos los vehículos se alejan. Cuando de pronto, un golpe en la ventana, en seco, una nota manuscrita ante nuestros ojos, y una mano, con uñas largas nos deja tiempo para que leamos. Después, aprieta el puño, no sin antes rallar el crista, y emitir un sonido estremecedor. Cierra el puño y desaparece.
En nuestras cabezas, una frase, nos miramos interrogantes y a la vez decimos:
¡ NO DEJÉIS QUE SE LA LLEVEN ! … continuará.
Cambiaste el final que yo imaginé pero para mejor... algo pasó aquella noche, alguien no apareció a la mañana siguiente; seguimos andando con la sensación de estar acompañados...
ResponderEliminarCuando ves a la Santa Compaña, reza: tus días, están contados.
(MUY MUY BUENO LENGUA)
La Lengua reclama su premio,
ResponderEliminarpaga por el encargo,
no no, no es un premio
literario. jajajaja